La historia comienza en una gran ciudad en la que se encontraba un museo de obras medievales.
Cada día cuando llegaban a abrir el museo se encontraban un puñal con una espada ensangrentada. Esto a los encargados del museo les resultaba raro, muy raro. Cada día lo limpiaban y al día siguiente aparecía otra vez manchado.
Tras pasar esto durante varios días decidieron poner cámaras de vigilancia para ver que ocurría. Sin embargo, no encontraban nada raro y terminaron llamando a unas personas paranormales.
Después de unos días de investigación y de comprobar que, efectivamente, la sangre aparecía en el puñal, llegaron a la conclusión de que correspondía a la persona que un día fue dueña de esa espada.
Se trataba de una persona que murió en la guerra y su espíritu quería recuperar el arma. Por lo tanto, aparecía todos los días el puñal ensangrentado, ya que el dueño de esa sangre intentaba recuperar la espada y al poner su mano sobre el puñal era cuando este se manchaba de sangre.
Las semanas fueron pasando y, de repente, un día cuando llegaron al museo la espada había desaparecido. Tras mucho debatir, llegaron a la conclusión de que el espíritu que intentaba recuperarla al final lo había conseguido.
Descansando así el guerrero de la espada. Y, también, todos los operarios del museo.
FIN