Un vendedor de alfombras al que no le marchaban muy bien las ventas se puso a pensar de qué modo podría mejorar su negocio y se le ocurrió decirle a sus clientes que las alfombras eran del famoso Aladino y así poder atraer a más gente.
Una vez que se corrió la voz comenzó a subir las ventas. Un día soleado, una familia musulmana decidió acercarse a la tienda y le compraron una preciosa alfombra.
¿Cuál fue la sorpresa?
Cuando llegaron a su casa y colocaron la alfombra en uno de los dormitorios, pudieron observar como si esta tuviese algo especial, veían que la alfombra podía moverse y volar por las habitaciones y, muy asustados, decidieron pedirle explicaciones al vendedor.
El pobre vendedor no daba crédito, no sabía cómo podía ser eso, pues él lo único que hacía realmente era comprarlas a los grandes comerciantes. Aun así, el hombre les dijo que estuviesen tranquilos, que pediría información sobre la procedencia de las alfombras para tener más datos.
Además, el vendedor les preguntó si habían probado en subirse encima de la alfombra y salir a la calle y la familia le contestó:
- Ni locos, si en un caso llegamos a salir a la calle y poder volar en la alfombra nunca sabremos qué hacer para bajar de nuevo hasta el suelo.
El matrimonio no se sentía cómodo teniendo esta alfombra en casa, así que finalmente se la devolvieron, ya que a ellos no les gustaban las cosas raras.
Al vendedor no le quedó más remedio que llevarse la alfombra a su casa, sin saber muy bien cómo iba a reaccionar su mujer. Esta le preguntó qué de dónde la había sacado y que por qué se la llevaba hasta su casa. El marido le dijo:
- Esta alfombra tiene un don muy especial, la extiendes en el suelo y puede volar por las habitaciones.
La mujer no salía de su asombro y no paraba de decir:
- ¡Esto es fantástico, tenemos que probarla fuera!
El hombre tenía miedo de no poder bajar de ella, y decidió buscar las instrucciones.
Una vez leídas y releídas, el matrimonio decidió darse una vuelta y dar un paseo por las nubes, mientras que todo el mundo podía verlos sin parar de asombrarse.
En cuanto el vendedor volvió a su negocio no podía creer lo que le estaba ocurriendo.
Al contrario que le ocurría anteriormente, que tenía que estar toda la mañana dando vueltas para poder vender algo, ahora su negocio estaba lleno de gente y vendía las alfombras igual que rosquillas.
Además, cuando llegaba a su casa su mujer estaba súper feliz esperándolo para darse una vuelta con su alfombra mágica.
Todos los días daban una vuelta por el cielo con el fin de que cada vez los viera más gente y las ventas no dejaran de subir.
Se trataba de una pareja muy agradecida, así que un buen día decidieron ir al domicilio de los musulmanes para darles las gracias por habérsela devuelto y demostrarles lo felices que estaban.
La pareja se quedó fascinada y se animaron a dar una vuelta todos juntos.
REFLEXIÓN:
A veces las cosas nuevas asustan, sin embargo, podemos ver durante la historia que los cambios, en muchas ocasiones, son buenos y traen cosas positivas.
FIN