Esta historia se sitúa en una ciudad en la que vivía un médico con sus dos hijas mellizas de siete años de edad. El padre, solía realizar jornadas muy duras e intensas de trabajo, lo que impedía que pudiera pasar todo el tiempo que quisiera con sus hijas. Sin embargo, cualquier descanso era una excusa para estar al lado de sus mellizas disfrutando de lo que más les gustaba: la naturaleza. A menudo, Antonio salía a pasear por el campo con ellas en un bosque no muy lejano de la ciudad. 

Uno de esos días, al llegar al bosque les dijo:

- “Yo os espero aquí en el coche, vosotras disfrutar de la naturaleza, pero tened mucho cuidado”

Las mellizas se marcharon con sus bicicletas. Mientras circulaban por uno de los caminos, observaron sorprendidas cómo se cruzaba un pequeño conejo que interfirió en el recorrido de las jóvenes. No pudieron esquivarlo, con tan mala suerte que cayeron al suelo y se golpearon las rodillas. Las niñas se asustaron mucho y lloraban desconsoladamente buscando a alguien que les pudiese ayudar, pero su padre estaba lejos.  

De una casa de campo cercana, salió una pareja de personas mayores que al ver lo que les había ocurrido no dudaron en ayudarlas. Les curaron las heridas de las rodillas y volvieron en busca de su padre. Al verlas venir llenas de heridas y vendajes, no pudo disimular su preocupación y observó que la caída había producido en ellas enormes hematomas, pero no parecía que tuvieran fracturas porque caminaban por sí mismas. 

Lo realmente sorprendente fue que al día siguiente estaban totalmente curadas y no mostraban ningún síntoma de dolor, por lo que les sugirió que le indicaran el lugar donde habían sido atendidas. 

Las mellizas sin dudarlo lo llevaron hasta la casa. La pareja de ancianos le contaron el secreto de la rápida recuperación: la existencia de un libro muy antiguo donde sus antepasados habían escrito durante siglos, consejos para sanar sin necesidad de requerir asistencia médica; porque hoy en día si tenían acceso a la sanidad, pero antiguamente las personas que vivían en el bosque no tenían ese privilegio.  

Antonio les suplicó que le dejasen el libro, puesto que sería un gran avance para el campo de la medicina, pero ellos se negaron rotundamente. Era un libro muy valioso que guardaban con mucho ímpetu. Pero Antonio no dejó de insistirles haciéndoles reflexionar sobre el importante avance que ese libro lograría en la humanidad y éstos cedieron.

Gracias a ese libro, Antonio pudo curar a muchas personas, lo que supuso una gran alegría y satisfacción para esta pareja.  

En ocasiones, ayudar a los demás nos ayuda más a nosotros que a ellos, como en este caso que hemos podido ver que la pareja de ancianos se emocionó mucho al conocer el gran avance que había supuesto el compartir su valioso libro.