Nos encontramos en una población en la que vivía un abuelo que tenía un nieto que todos los días iba a visitarle para que le contase alguna de las historias tan bonitas que él sabía.
A partir de un día el abuelo le dijo que no tenía pensamiento de contarle ninguna historia más, sino que le contaría otra cosa que aunque pareciese que no tenía importancia sí que la tenía y el nieto le dijo:
“¡adelante!”
El abuelo comenzó haciéndole una pregunta a su nieto:
“¿tú piensas que los pingüinos no son nada agresivos?”
El nieto le dijo que por supuesto que lo pensaba, pero el abuelo le dijo que todo ser vivo tiene sus propias defensas y para ponerle un ejemplo le dijo:
“ahí tienes las rosas, cuentan con espinas, las cuales no dejan que las cojas con mucha facilidad”
Cuando el nieto escuchó esto le preguntó que a qué venía todo esto y su abuelo le dijo:
“yo sé que tanto tú como tu padre sois personas que subestimáis a los pingüinos y por eso creo muy importante contarte todo esto”
El joven algo reflexivo volvió a su casa y su padre le preguntó que dónde había estado. El pequeño se hizo el tonto y no le quiso contar que venía de visitar a su abuelo, así que le dijo que había estado en casa de un amigo viendo una película.
Ambos comenzaron a ver la tele en el salón de su casa y, casualmente, comenzaba un programa sobre la matanza de los pingüinos. El padre quería cambiar de canal, pero el hijo le suplicó que si podían verlo, ya que le causaba mucho interés este reportaje.
Mientras transcurría el programa el padre se mostraba muy a favor de matar a estos animales, pero el joven recordó todo lo que su abuelo le había contado:
¡TODOS LOS SERES VIVOS TENEMOS ALGO PARA DEFENDERNOS!
Así que, sin pensarlo mucho el niño le dijo a su padre:
“Si tan valientes somos los hombres, ¿por qué no se pone uno delante del pingüino sin armas?”
El padre se empezó a reír, cuando en la tele dijeron que un hombre se acercaría al animal sin ningún tipo de defensa. Así que, el padre le dijo al niño: “ahora mismo veremos si llevas razón”
El pingüino al ver que el hombre no iba armado comenzó a defenderse de una forma nunca vista. Cuando el hombre trató de acercarse al animal, acabó lleno de moratones y heridas, abandonando la lucha contra el pingüino.
El niño le dijo a su padre: “¿has visto, papá? Llevaba razón”.
El padre se preguntaba cómo un niño tan pequeño se había planteado todo esto, pero su hijo le dijo que era una historia muy larga de contar y que nunca olvidase que todo ser vivo cuando nos sentimos en peligro tratamos de defendernos como sea, por tanto, no debemos subestimar a nadie.
El padre se sentía orgulloso de su hijo y pensó que un niño mucho más pequeño que él le había dado una gran lección.
REFLEXIÓN:
No debemos subestimar a nadie cuando no estamos en igualdad de condiciones, pues a veces te puedes llevar un chasco. Debemos conocer de qué somos capaces y tratar de dar lo mejor de nosotros pensando que a veces podemos ganar y otras podemos perder.
FIN