PADISBOL 
 Asociación de Padres y Amigos de las Personas con Discapacidad en Bolaños. 
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Historia 41: "UN PAYASO MUY SINGULAR"

"Un payaso muy singular"
Un circo ambulante llegó un día a un pueblo y un hombre que no tenía trabajo vio un cartel en la puerta que decía: SE NECESITA PAYASO. Le comentó a su mujer estaba pensando en acudir al circo para valorar la oferta y ella le contesto: 

- ¿Tú de payaso? Pero si tienes menos gracia que un sargento de la Guardia Civil. 

Pero a él ese comentario le dio igual y se marchó decidido a conseguir ese trabajo. Cuando llegó, se acercó a un señor y le dijo que venía por el cartel en el que decían que buscaban payaso. El dueño del circo le preguntó que, si tenía alguna experiencia en el tema y él fue sincero, le contestó que no pero que estaba dispuesto a aprender.

Aunque el dueño del circo lo dudó mucho por la falta de experiencia que tenía, después decidió darle la oportunidad sobretodo porque no tenía más candidatos. Le ofreció ese trabajo y comenzaría justo al día siguiente. Así que, él muy contento, se fue a casa a preparar su espectáculo para su debut. Cuando llegó su mujer, muy sorprendida, le preguntó qué estaba haciendo y él le contestó que estaba preparando su espectáculo para mañana porque debutaba como payaso. ¡La mujer no salía de su asombro! Aun así, aceptó su decisión, aunque sin dejar de reír pensando que seguramente fuese un desastre.

Llegó el primer día al trabajo y le tocó salir sólo con las vestimentas que llevaba. Al poco de empezar su espectáculo, la gente en lugar de reír, lo que hacía era llorar de la pena que daba. Cuando el dueño vio lo que ocurría, le dijo que no era apto para ese trabajo, pero él insistió en que con el tiempo aprendería y le suplicó que le diera un poco de tiempo. El dueño cedió y le dio otra oportunidad.

Cuando llegó a su casa y le contó a su mujer lo que ocurrió, ella sólo dijo: 

- Ya sabes que te lo advertí… ¡Tú no tienes gracia para eso, no es tan fácil!  

Cuando comenzaron la gira por otros pueblos, la cosa no mejoró. En todas sus actuaciones le ocurrió lo mismo: la gente lloraba en lugar de reír. Así que, de vuelta a casa muy decepcionado, le dijo a su mujer que tenía razón, que verdaderamente ser payaso no era su profesión por más que lo había intentado. La mujer que lo vio tan desanimado, le dijo que ya encontraría un trabajo en otro lugar que realmente le gustase y le hiciera sentir bien.

Efectivamente, no pasó mucho tiempo cuando encontró trabajo en una imprenta. Tampoco tenía experiencia previa pero después de unos meses se dio cuenta de que este trabajo le llenaba, estaba seguro que era el suyo. Cada día iba motivado y con más ganas. Aprendió el oficio a la perfección.

 Cuando recordaba su experiencia como payaso, se sentía un poco avergonzado e incluso pensó que desde el primer momento debería haberle hecho caso a su mujer y no insistir en probar. Sin embargo, ella siempre le respondía que, si no hubiera probado, nunca hubiera llegado a saber si podría serlo o no. Y, además, que ocurriera eso, fue el detonante para encontrar un nuevo oficio que le hacía feliz. ¡Ahora sí que hacía que sus clientes se fueran cada día con una sonrisa!


REFLEXIÓN:
A veces, para conseguir lo que queremos, conocernos y encontrar nuestro lugar, necesitamos atravesar otros caminos más duros que nos enseñan también y nos llevarán a lo que queremos realmente.



FIN


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