Esta historia que voy a contar tuvo lugar hace muchos años atrás. Era un día un poco nublado y con poca visibilidad, cuando un campesino decidió regresar a su casa tras una dura e intensa jornada de trabajo.
El camino de vuelta fue algo complicado, pues transitaba con la mula y el carro lleno de paja. Además, esa vía se encontraba en mal estado porque contaba con muchos baches y curvas. Tuvo tan mala suerte que en una de esas curvas el carro volcó y se quedó atrapado. Desgraciadamente el campesino falleció sin que nadie pudiera hacer nada para ayudarle, puesto que era una zona poco concurrida.
Desde entonces nada volvió a ser lo mismo. Se corrió la voz de lo sucedido en el pueblo y otros de los alrededores y, además, se decía que cuando alguien se acercaba a esa curva, aparecía el espíritu para decirle a todo aquel que pasara por aquel lugar, que tuviese mucho cuidado porque él sufrió un duro accidente donde perdió su vida.
El tiempo comenzó a pasar y los vecinos de este lugar, tras la insistencia de dicho espíritu, comenzaron a pensar que lo adecuado sería colocar una señal de advertencia en la curva para evitar nuevos accidentes, para prevenir a todo aquel que por allí cruzara.
Después un tiempo, pusieron la señal y el espíritu no volvió a aparecer por ese lugar. Consideró que ya había cumplido su misión allí: “CONCIENCIAR A LA GENTE SOBRE EL PELIGRO DE LA CONDUCCIÓN Y EVITAR MÁS ACCIDENTES”. Ahora ya sí podría descansar en paz.
REFLEXIÓN:
Esta narración trata el tema de la concienciación sobre la conducción, ya que esta puede ocasionar graves consecuencias y daños irreversibles.
FIN