Era un lugar pequeño donde se encontraba un monasterio bastante antiguo. Este lugar había pertenecido siempre a unos monjes.
Se trataba de un sitio muy visitado por los lugareños, así uno de ellos decidió entrar en el monasterio.
Una vez allí, se encontró un gran agujero en el suelo que no le dio muy buena espina y llamó a sus padres, a los vecinos y a las autoridades para comunicar lo que había encontrado.
Una vez que se encontraban en aquel lugar, pudieron comprobar que lo que decía el chico era cierto y para averiguar qué se encontraba ahí dentro llamaron a unos expertos arqueólogos.
Cuando investigaron el interior salieron bastante alucinados, ya que lo que se habían encontrado nunca lo habían visto en ningún otro lugar. Allí había catatumbas donde se encontraban enterrados algunos de estos monjes pero, además, también localizaron muchísimos objetos y herramientas que por aquel entonces utilizaban para labrar sus tierras.
Cuando los vecinos se enteraron de todo este gran descubrimiento, pensaron que hacer para conservarlo en buen estado. Tras valorarlo mucho, decidieron poner entre cristales y vitrinas las catatumbas y los materiales tan valiosos y antiguos, para poder evitar de esta forma que se deteriorasen.
Cuando hicieron lo oportuno, agrandaron la boca del gran agujero e instalaron unos escalones para poder bajar hasta donde se encontraba todo esto. Una vez hecho y para que la gente lo supiese: corrieron la voz, dieron publicidad, acondicionaron la zona y pusieron un precio no muy alto para quien quisiese visitarlo.
El objetivo no era ganar dinero, pero al menos así podrían mantener el monasterio, ya que era muy antiguo y de vez en cuando necesitaba una pequeña reforma, por tanto con esta cantidad podrían tener las espaldas cubiertas.
Además, ahí no terminó la cosa, cuando se corrió la voz y los vecinos de pueblos cercanos se enteraron, este monasterio se convirtió en un lugar de mucho interés turístico, era un continuo ir y venir de gente. Tanto fue, que tuvieron que hacer diferentes horarios para poder hacer las visitas y atender tanta demanda.
¡ESTABAN SUPER CONTENTOS CON ESTE GRAN DESCUBRIMIENTO!
REFLEXIÓN:
Las apariencias engañan. Quizás las cosas que parecen no tener demasiado valor en su interior pueden
contener algo grande.
Esto mismo ocurre con las personas, quizás la primera impresión no sea muy positiva, pero al conocerlas nos
damos cuenta de que son grandes personas y en su interior tienen cosas muy buenas.
FIN