Un día que un pastor se encontraba pastando con sus ovejas en el campo, se le ocurrió mirar al cielo y, con tan mala suerte, vio la presencia de un águila y, además, como un cordero se retiraba de la madre.
Aquí, comenzó el gran temor del pastor, ya que el águila con sus garras podía coger ese cordero y llevárselo.
Al poco tiempo, pudo ver como el águila descendía hasta donde se encontraba este pobre animal y lo agarró con sus grandes garras. El pastor se puso a dar voces, pero el águila no le hizo ni caso y, entonces, al ver que el águila no se encontraba a mucha altura se le ocurrió, nada más y nada menos, que tirarle una piedra.
Y, ¿Qué pasó entonces?
La piedra fue a impactar en la cabeza del águila, cayendo al suelo y volviendo el cordero junto a su madre. Sin embargo, el pastor no se sentía bien, porque pensó que había herido a un animal protegido. Así que, decidió llevarla para que la curasen.
Una vez llegaron al veterinario, le hicieron algunas preguntas y el pastor contó lo sucedido, el veterinario la curó y, una vez curada dejaron al pastor volver con sus ovejas.
Conforme pasaban los días, el pastor no paraba de ver la presencia de águilas en el cielo y pensaba que en algún momento podrían quitarle sus corderos. No obstante, no quería volver a tirar ninguna piedra, ya que esto le podría costar muy caro.
Por eso, este pastor decidió guardar bien su ganado para poder evitar lo mismo que le pasó aquel día y salir solo cuando el cielo estuviera libre de águilas.
Los días pasaban y pasaban y siempre había algún águila en el cielo, así que el pastor pensó tomar una decisión porque sus ovejas necesitabas pastar y salir al campo.
Tras mucho pensarlo, llegó a la conclusión de llevar unos perros adiestrados para ahuyentar a estas aves y, finalmente, pudo conseguir dos perros que le acompañasen. De esta forma, el hombre salía con más confianza porque sabía que si las águilas intentaban hacerle algo, llevaba estos perros que le defenderían su ganado.
Uno de los días que el pastor se encontraba paseando con sus ovejas, se encontró un águila volando cerca pero trató de tranquilizarse porque estaba seguro que tendría las espaldas bien cubiertas.
Y, efectivamente, una vez que el águila se acercó a sus animales, los perros comenzaron a ladrar muy fuerte, de tal forma que el ave no pudo llegar a coger ningún animal del ganado.
Una vez encontrados los perros, el pastor estaba tranquilo, pero después de haber visto cómo habían asustado al águila su tranquilidad aumentó y estaba seguro de que no volvería a ocurrirle nunca más lo ya pasado.
REFLEXIÓN:
Los sucesos que nos pasan a lo largo de nuestra vida también nos enseñan grandes cosas y son un aprendizaje para el futuro, nos ayudan a reflexionar sobre lo que debemos y no debemos hacer tratando de buscar siempre la mejor forma de actuar.
FIN